#ATENCIÓN PRECARIA. ÚLTIMA LLAMADA

12 de junio de 2015

Vivimos una realidad precaria. Caminamos en la cuerda floja de la precariedad desde el mismo momento en que abrimos los ojos y todo a nuestro alrededor amenaza con desvanecerse de un momento a otro. La seguridad y el confort de nuestras vidas, de las condiciones materiales en las que se basa ­hogar, salud, trabajo­ y de las relaciones que la alimentan, se mueve en un precario equilibrio a punto de venirse abajo. Navegar la precariedad se ha convertido en una destreza que tristemente muchos han llegado a practicar con maestría, tanto que se ha vuelto una forma de vida. La incertidumbre del qué pasará mañana, dónde estaré y qué me voy a encontrar. Vivir a salto de mata como realidad que enfrentar cada mañana.

Esta precaManteniendo el equilibrioriedad enraizada tiene, además de la más obvia     capacidad destructora del individuo y el colectivo,   repercusiones que a veces es difícil ver con nitidez. Cuando tu modo de vida se articula en torno a una relación de cuidados, la precariedad se convierte en el enemigo invisible que mina los valores de confianza, comprensión y respeto mutuo en los que se basa dicha relación. Ondas invisibles de precariedad que siguen rompiendo vidas a mucha distancia.

Las relaciones sanitarias no dejan de ser relaciones de cuidados ­profesionalizados, pero cuidados al fin y al cabo­. De todas ellas destaca el vínculo que se establece entre el médico de familia y el paciente, la proximidad y el cariño que proporciona toda una vida de confianza compartida, de aprendizaje mutuo, de palabras de alivio y silencios que curan. Esta relación singular es especialmente sensible a la precariedad. Es un castillo de naipes que puede derrumbarse con facilidad si no se cuida y apuntala.

 

La precariedad en la Atención Primaria es doblemente peligrosa. Por un lado denigra la integridad del profesional, su dignidad laboral y humana. Por otro lado, más importante aún, destruye aquello que une al médico con sus pacientes, provoca una disrupción en su narrativa que acaba en la pérdida, en última instancia, de su propia salud.

Este es el último aviso para salvar los restos de una existencia precaria. Es la campanada que avisa del tren que parte. La carrera al final del andén. La última llamada.

Cuerda floja

#AtenciónPrecaria es una campaña iniciada por un grupo de jóvenes médicas de familia para denunciar la situación de precariedad laboral que vive el sistema sanitario. Si quieres apoyarnos en esta lucha puedes firmar e​ste manifiesto al cual ya se han adherido más de mil profesionales sanitarios y cerca de 30 asociaciones, sociedades e instituciones científicas, laborales y sociales.

Miguel López del Pueyo

Residente de Medicina Familiar y Comunitaria en CS Delicias Sur, Zaragoza

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