“Durante los últimos meses he visitado tantos médicos que necesito a otro médico que lo organice todo”

Un paciente en un servicio de urgencias, a principio de los años noventa.

Uno de los componentes fundamentales de la coordinación es la disponibilidad de información acerca de los problemas previos y de los servicios utilizados, y el manejo de dicha información para satisfacer los cuidados y las necesidades del paciente (2). Pero para ello la información ha de ser generada y utilizada respetando los derechos del propio paciente y desde un compromiso de los servicios de salud para favorecer la colaboración entre los profesionales como parte importante de la buena práctica asistencial.

La atención primaria no puede ni pretende responder a todos los problemas de salud de sus pacientes, por lo que éstos deberán acudir a otros niveles para ser atendidos en función de la naturaleza de dichos problemas (2). El envejecimiento demográfico y la prevalencia creciente de enfermedades crónicas y de pluripatologías en un mismo individuo, además de otros factores, contribuyen a que dichos “viajes sanitarios” a distintos profesionales, y a distintos niveles e instituciones sean cada vez más frecuentes.

En este contexto, la coordinación permite moderar la tendencia a la imposición en la toma de decisiones del paciente, ponderar las distintas perspectivas y opiniones del resto de médicos y evitar repeticiones innecesarias de pruebas y exploraciones (2). Los demostrados efectos negativos de la parcelación de la atención sanitaria pueden ser corregidos a través del médico de familia en la medida que asuma la responsabilidad de coordinar y colaborar con las demás especialidades en beneficio del paciente.

Igualmente, la coordinación conlleva una mayor accesibilidad a los servicios sanitarios, y se asocia a una mayor satisfacción, calidad asistencial y eficiencia (1,4,5). Coordinación y colaboración orientada no sólo a los otros niveles de atención, sino también al conjunto de los profesionales de atención primaria (enfermería, trabajo social, administrativos, etc.) que comparten la labor asistencial a una misma población.