El cupo y la Longitudinalidad

“Deseo que sea mi propio médico quien se encargue de todo. Me conoce y podemos hablar y entendernos”  Sra.  P. tras el parto de una niña normal, que sufrió un intenso estudio por síntomas anodinos.

La longitudinalidad es la relación personal que se establece a largo plazo entre el médico y los pacientes de una consulta. Significa que los individuos de una población identifiquen un centro asistencial  como “el suyo” y establezcan con el proveedor un contrato formal o informal de asistencia regular y centrada en la persona. Con el tiempo, se favorece el desarrollo de una relación de confianza y una mayor comunicación entre el médico y el paciente, lo cual tiende a generarles  mayor satisfacción. (2,7)

Los conocimientos acumulados acerca del entorno del paciente y sus enfermedades pueden conllevar una valoración más precisa del problema de salud. Igualmente, se tiende a mostrar una mayor sensibilidad ante unas pistas relativamente sutiles que ayudan a reconocer los problemas en sus fases más iniciales. (2)

LONGITUDINALIDAD

La longitudinalidad permite, además, la evaluación continuada tanto de los progresos como de la repercusión de la enfermedad y la discapacidad en la cotidianeidad del paciente. La atención se adapta mejor a las necesidades específicas y se tiende a mostrar una mayor capacidad de respuesta frente a las recomendaciones. (7)

El interés de todo esto radica en la consecución de una mayor calidad asistencial y mejores resultados en salud, pues se evidencia una mejor atención preventiva, mejor utilización de los servicios de salud, asistencia más apropiada y oportuna, menor número de enfermedades prevenibles, menor número de hospitalizaciones, mejor cumplimiento del tratamiento farmacológico prescrito y costes totales más bajos  entre aquellos pacientes atendidos por su médico de familia a lo largo del tiempo.  (1, 2, 7)