Una preocupación en la vida del residente es que hacer con sus vacaciones. Veintiséis días de libre albedrío por año trabajado, algo más de un mes gregoriano si te lo organizas con habilidad.
Una asociación de estudiantes de la Universidad de Medicina de Valencia estaban organizado un proyecto de atención sanitaria en Senegal. (1) Era el tercer año que trabajaban en la misma zona y en esta ocasión habían dejado un mensaje en el facebook preguntando por personal sanitario, dejando la puerta abierta a los motivados pero imberbes residentes..
Siguiendo las leyes de la asociación de ideas (o como decía Hume, por el simple hecho de que unas ideas atraen a otras, del mismo modo que en el mundo físico un cuerpo atrae a otro merced a la gravedad), ya tenía destino para las vacaciones.
Pero la febril pulsión del primer momento se difumina cuando una voz te sugiere… qué va a pintar allí un residente de segundo año?…si para experimentos en África ya se las vale la Industria… Como suele pasar, en el primer momento de subidón ya les has escrito, les has dicho que estás interesada y confirmado que te apuntas.
Afortunadamente, o como premisa de la decisión, era una pequeña asociación, con sus logros y desventuras, pero lo más importante, una asociación que ya conocía. Pues en el amplio espectro de apariencias de la cooperación y sus agentes, más vale la pena contar con una visión lo más próxima a su versión original. Nos sentamos, pusimos sobre la mesa alguna cerveza, nuestros miedos y limitaciones y compramos los billetes.
Preparando el viaje…
Antes de partir tocaba perderse buscando en la red detalles sobre la geografía e historia de Mboro Sur Mer, una pequeña aldea de pescadores en la costa norte de Senegal (2).
Ir descubriendo pinceladas de un mundo del que nada sabemos. Porque nada nos enseñaron.
A prueba de ello, basta con intentar colocar en un mapa en blanco el nombre de los países que conforman el continente africano Si acertáis más de siete, dudaré que vuestra formación escolar o universitaria no se haya visto “intoxicada” por formación alternativa a la reglamentaria.
Hacer la maleta y llenarla como quien parte a una tercera dimensión inmaterial.
La asociación de la contraparte
Al llegar nos reunimos con “Les Amis de la Nature”, nuestra asociación de la contraparte. La contraparte, aquella organización siciliana con la que habría que realizar el intercambio de mercancías en las películas de Al Pacino, en esta ocasión, tomaba un significado muy diferente, vecinos de Mboro Sur Mer, que organizados como asociación se prestan a guiarte a través de su pueblo y sus gentes. Y que si quieres bien conocer y hacer, vale la pena dejarte llevar.
Babou, Fatu, Ibrahim…nos fueron mostrando su día a día, nos preparaban sus platos tradicionales, presentaban a los vecinos de la aldea, acompañaban al Centro de Salud, al mercado y no decían no a una partida de cartas y algún intento de danza Senegalesa.
Y nuestras ideas y preconceptos sobre lo que allí encontraríamos, nuestro estricto cronograma de acciones a realizar durante el proyecto, fueron cayéndose al conocer la realidad de la mano de nuestros nuevos compañeros, y te vas a adaptando a sus tiempos, su ritmo…bueno, al menos lo intentas.
El sistema sanitario en Senegal
Y para bien orientarse, toca situarse en su sistema de salud…
El sistema sanitario en Senegal presenta una forma piramidal, cuyo vértice está ocupado por el Hospital, en la capital de cada región, se continua con los Centros de Salud en las ciudades, se bifurca en los Puestos de Salud en los pueblos y acaba ramificado en las Casas de Salud de las aldeas o pueblos menos accesibles.
Estructura sanitaria senegal
La Caisse de Sécurité Sociel (nuestro símil a Seguridad Social) creado en 1956, durante la época de colonia francesa, cubre el 100% de los cuidados médicos de los trabajadores oficialmente registrados (grupo en el que obviaremos al 70% de la población que se ocupa en los oficios familiares de la pesca, recolección o cuidado del hogar). Desde 2006 hay un organismo de prestaciones para los jubilados (Institut de Prévoyance Retraite du Sénégal). Y una importante proporción de la sanidad depende de los seguros privados y mutuas.
Actualmente, las fuentes de financiación del sistema de salud se dividen entre fondos públicos (administración central), fondos privados (empresas, fundaciones) y del resto del mundo (ONGs, iniciativas internacionales). Los fondos públicos representan el 36% de la financiación, los fondos privados el 43% y el resto del mundo el 21%.
Asimismo, existe una desigual distribución de los fondos públicos en la pirámide estructural explicada. La mayor proporción se deposita en su vértice (hospitales de grandes núcleos urbanos), mientras que la base, donde nos encontramos las Casas de Salud en áreas rurales reciben muy limitado presupuesto del estado, dependiendo casi en su totalidad de la capacidad de autogestión de la comunidad y de las ayudas externas. (3)
Casa de Salud de Mboro Sur Mer
La casa de Salud en la que estuvimos era por los motivos explicados, autogestionada por la aldea, con la desaveniente consecuencia de cobrar un tíquet al vecino que necesitara asistencia médica, y por tanto, dejar sin cobertura a aquellos que no pudieran costearlo. El dinero recogido se destinaba a mantener la casa de salud, comprar medicinas, y sustento del enfermero y la sage-femme.
Si bien el precio del tiquet era abordable por la gran mayoría de los vecinos de la aldea, al menos, en las situaciones de urgencia, el problema llegaba cuando un vecino necesitaba acudir a un especialista o realizar alguna prueba de imágen o intervención. En estos casos la cuantía a pagar multiplicaba por 10 los 500 CFAs del tíquet mencionado, cifras inabordables para una familia de pescadores.
A trabas en el camino, ingenio agudizado, durante los últimos años habían trazado una red de organizaciones y fundaciones externas con las que intentaban gestionar los gastos o directamente las consultas e intervenciones que necesitaban los vecinos de la aldea. A veces se conseguía, a veces no. Una red de cooperación internacional da su apoyo puntual, mientras una deuda externa ahoga el desarrollo de su sistema de salud (4)
Sobre la asistencia sanitaria y acción comunitaria
La actividad en el centro de salud era continua, pero tranquila y agradecida. El enfermero, Wade, cual médico a nuestro entender, tenía la labor diaria de diagnosticar, dar tratamiento y hacer seguimiento. Vivía en una pequeña habitación en la Casa de salud. Y compartía el día a día en la consulta con Cumba, la sage-femme (mujer sabía si hacemos traducción directa, matrona y agente comunitaria si transferimos funciones), elegida por el pueblo para las labores de prevención y promoción de la salud, seguimiento de la salud sexual y reproductiva de las mujeres, así como cuidados en el embarazo y formación en el cuidado de los recién nacidos.
Coincidió nuestra estancia con una jornada de vacunación en la que enfermeras y sage-femmes del Poste de Sante acudieron con sus extensos cuadernos de registro y neveras portátiles (la misma nevera azul que utilizamos en nuestro día de playa, allí pasaba a tener la importante función de mantener la cadena del frío de las vacunas a administrar). En una tarde pesaban, vacunaban, registraban los datos y aconsejaban a las madres sobre la etapa de desarrollo, alimentación y cuidados de los menores de cinco años, con una organización milimétrica, sin necesidad de ningún sistema informático.
Por estos y otros muchos ejemplos, cabe destacar que en labor comunitaria aquel lugar es la utopía del residente que busca el significado del segundo apellido de su especialidad.
Sobre la cooperación y sus complejidades
En proyectos anteriores, la organización con la que participé había llevado medicamentos a la Casa de Salud para entregar gratuitamente durante las consultas (de habitual cada paciente ha de costearse las medicinas y el tratamiento administrado en la consulta). Y se habían organizado jornadas formativas a la población sobre alimentación, higiene y prevención.
Este año, no se llevaron medicamentos, se invirtió la subvención anual que les asigna la universidad en material de curas, material sanitario y mejoras en el centro de salud. Tampoco se hicieron charlas con los vecinos de la aldea, se decidió que durante este tiempo nos reuniríamos con Wade y Cumba y trabajaríamos juntos las temáticas de las formaciones para que luego fueran ellos quienes las dieran a los vecinos y asociaciones de la aldea.
Cada una de estas acciones, estos cambios, traían ya detrás un extenso debate fruto de las complejidades de la cooperación, un debate que ineludiblemente repetíamos y extendíamos cada día hasta el anochecer. Más complicado que el día a día en la consulta, era pensar y debatir sobre lo que habíamos hecho y haríamos al día siguiente. Intentar buscarle un sentido y una aplicación en la realidad de aquel pequeño pueblo de Senegal a nuestra lógica médica occidental.
De las enfermedades de transmisión a la cronicidad
A nuestro sorprender, los enfermeros y agentes de salud de Mboro Sur Mer cuentan con una amplia formación en enfermedades de transmisión, acorde a su elevada incidencia en años previos. No obstante, en el abordaje de las enfermedades crónicas (especialmente, el miedo a la cronicidad), cada vez más prevalente entre los vecinos de Mboro Sur Mer, queda todavía mucho por hacer (5). Y no me refiero con ello a iniciar una campaña de “pon una estatina en tu vida” a todo Senegalés que supere los límites de LDL definidos en protocolos occidentales (mejor dejar nuestras cagadas en casa).
Durante el tiempo que estuvimos allí, preparamos algunos carteles sobre recomendaciones de prevención y cuidado, guiados por las acertadas indicaciones de Wade de solo incluir imágenes para poder llegar al elevado porcentaje de población que se maneja unicamente con el lenguaje oral.
Y con una carpeta y un folio en blanco a forma de ficha, iniciamos un registro de los pacientes con hipertension arterial y diabetes, el objetivo era que Wade pudiera anotar los registros de tensión arterial y glicemia capilar, hacer un seguimiento de los pacientes del pueblo, identificar cuando tuvieran una descompensación y ajustar los tratamientos a aquellos que tuvieran la suerte de poderlos costear.
En proyectos tan limitados en el tiempo, sólo puedes dar pequeños pasos y aun así, con la incertidumbre de que acciones claramente útiles en nuestro entorno habitual acaben siendo un estorbo en el día a día de un medio tan diferente.
Y un día tocó despedirnos…
Durante dos semanas habíamos estado en la casa de salud, pasando consulta con Wade y Cumba, debatiendo sobre tratamientos, diagnósticos, diferencias entre nuestros sistemas de salud y dejando caer nuestras primeras palabras en Wolof.
Un día nos levantamos y tocaba regresar. Wade nos comentaba sus ganas de ver como era un centro de salud en Europa, nosotros asentíamos y sabíamos que había unas fronteras totalmente permeables a nuestro pasaporte pero que para el serían impenetrables (6).
Nos abrazamos y despedimos con ese característico hábito de los vecinos de Mboro de romper nuestros esquemas con su expresivo trato familiar, y al que ya, con agrado, nos habíamos acostumbrado. Y con la interesada satisfecha necesidad de haber hecho algo emocionante, las vacaciones llegaron a su fin.
Para ampliar información:
[2] Información oficial sobre Senegal (geografia, estructura politica y economica): http://www.gouv.sn/-Institutions,63-.html
[4]. Sobre la compleja controversia de la cooperación: Anticooperación. Interferencias Norte-Sur. Los problemas del Sur Global no se resuelven con más ayuda internacional David Llistar (2009): http://www.icariaeditorial.com/pdf_libros/Anticooperacion.pdf.
[5]: Sobre la situación sanitaria en Senegal
Elvira Parafita Losada, residente de MFyC en CS Trinitat Vella, Barcelona