RECURSOS PARA CUIDAR

“Menos tarjetas black y más camas “articulás”.” La frase proviene de un hombre al fondo de la barra. En la televisión pasan imágenes del último escándalo de Caja Madrid. Uno más. Más que escandalizarse la voz expresa indignación sin sorpresa. Son las 8 de la mañana, estoy en un pueblo de la Sierra de Segura en Jaén y he venido a cubrir una noticia que se insinúa en la frase. Juan, el autor, me acompaña al ayuntamiento. A pesar de ser abril, hace bastante frío. Juan se ríe “hasta mayo puede nevar”.

Ya en la puerta del ayuntamiento Remedios recoge el sofá-cama y se dispone a tomar un café con bizcocho. Sobre las mantas apiladas una improvisada pancarta advierte que ya son 15 los días que lleva allí. Y sobre la cifra un “BASTA YA. Recursos para cuidar”. Remedios me cuenta como todo el pueblo se quedó atónito cuando se plantó allí. “Le pedí a mi sobrino que me ayudara con la furgoneta a llevar este sofá-cama a un sitio. Cuando pasamos por la plaza, le dije “para, que hasta aquí hemos llegado”. Es la primera vez que alguien hace algo así en el pueblo. Pero en cuanto les explico u otro les refiere, pues me dan su apoyo. Me dicen que tengo muchos arrestos.” Sonríe.

El pasado 15 de marzo, la madre de Remedios, una mujer de 87 años fue dada de alta tras sufrir un infarto cerebral. Remedios, soltera y con la jubilación agraria, ya cuidaba de su padre con Alzheimer (90 años) y de su tía (88 años) con diabetes, arritmia y oxígeno domiciliario. Me muestra un recorte del periódico del día que finalizaron el curso de cuidadoras en el centro de salud. Al verla me acuerdo de Canals, un antropólogo y enfermero, que se indignaba con la expresión de “cuidadoras informales”. Es difícil imaginar un grado de compromiso y dedicación mayor. “Mi casa es como un hospital de campaña”, me dice. Sentadas en ese sofá-cama en actitud de sala de espera, la primera pregunta que me surge es por qué. “ Yo la verdad es que no sé si es esta la solución. Yo ya estoy cansada. Sí, nos dan cursos para decirnos cómo cuidar a nuestros familiares. Y nos hacen sentir bien, porque en parte sabemos que así lo podremos hacer mejor y en parte se nos reconoce nuestra labor. Pero es un valor solo moral, de palmadita en la espalda. Porque después empiezan a faltar los recursos, que ya con la Ley de la Dependencia no dan dinero, que te mandan a una mujer, que la muchacha es muy apañada pero está sólo unos horas y eso me sirve a medias. Son las únicas horas que podría salir a airearme, porque estar pendiente siempre de 3 personas mayores agota, pero claro, la mitad de las veces no me puedo ir porque la tengo que ayudar y la otra mitad estoy supeditada a que me llame y tenga que dejar cualquier cosa que esté haciendo. Y ya cuando llegué del hospital y no había manera de conseguir una cama articulada para mi madre exploté. Bueno, primero me explotó la espalda. Figúrate, tendremos de las poblaciones más envejecidas de Jaén y eso no lo tienen en cuenta para calcular el número de camas.”

Llegadas a este punto, mi curiosidad, camina por otro lado. ¿Cómo ha podido estar 15 días aquí? Y la respuesta me deja atónita. “Yo venía sólo para un día. Crear un poco de revuelo. Dormir aquí. Había hablado con mi vecina que les iba a echar un ojo. Y mi hermana estaba pasando unos días en casa. Ella vive en Valencia. Su hijo es el de la furgoneta. Pero, luego, me animaron a seguir, que con un día no conseguía nada. Era lunes, pues hasta el viernes. Y, bueno, bueno, empezaron a venir a hacerme compañía, a traerme cositas de comer, y cuando se fue mi hermana se organizaron en turnos para cuidar a mis padres y a mi tía. Ellas dicen que esto es importante también para ellas y que si sus maridos las dejasen que se venían a dormir aquí conmigo.”

Remedios aún no ha recibido respuesta. Yo tampoco sé que responderle. Desde su día a día y su acto discreto de rebelión ha puesto el pueblo patas arriba y con él a muchas teorías de los cuidados, señalando claro-oscuros que merecería la pena revisar. La historia de Remedios nos habla de un sistema (y no sólo sanitario) cimentado sobre cuidados familiares generizados, mal reconocidos y mal dotados. Y de una concepción binarista familia-Estado, público-privado, que invisibiliza otros modos de organizarse cooperativos y/o comunitarios.

Texto: Elena Ruiz Peralta. Médica de familias y comunidades en la sierra de Segura.

Vídeo: Lucía Alquezar, Sara Calderón y Julia Campello. Residentes MFyC Jun-Cartuja. Granada.

4 thoughts on “RECURSOS PARA CUIDAR

  1. Tuly dice:

    Me encanta y refleja una realidad
    Enhorabuena

  2. Censi Moreno dice:

    Desgraciadamente, así es. Estas pequeñas/grandes historias son algunas de las que más importan en nuestro día a día, a nivel sanitario, político, social y personal. Cuando hay mucho margen de mejora, pequeños cambios en positivo deberían notarse mucho… Un trabajo de todos.
    * Me gusta vuestro la labor, a seguir «palante».

  3. Carmen Martinez-Raposo dice:

    Me encanta el trabajo. Felicidades. Me gusta mucho vuestro trabajo. Animo!

  4. miguel melguizo jiménez dice:

    Una historia para avergonzarse y un video para recordarnos el necesario «ya nos vale». Enhorabuena.

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