18 de octubre de 2016
A Miguel le ha dado un infarto al corazón. Su historia clínica dice: <<IAM>>. Se ha mudado al pueblo, a la casa de su hija. Ella no puede más con la casa, los hijos, el marido y el padre. Pero qué va a hacer, tiene que estar ahí para poder cuidarlo.
-Es verdad- decimos nosotras.
Pronto noticias: Miguel no duerme, la cama sofá le pincha. Se levanta desorientado. Se mea todas las noches. Su hija al borde de un ataque de nervios:
– Póngale algo para dormir.
– Claro. – Decimos nosotras.
Pero no da resultado. Y cada vez son más las visitas. Aumentamos dosis. Las llamadas telefónicas casi diarias. Nada.
Recuerdo la última visita:
– ¿Miguel, qué le pasa?– Preguntamos nosotras.
Miguel, casi siempre callado, responde:
– Mi mujer- y hace una pausa. Todavía no entendemos – Quiero estar con mi mujer. Ella es muy buena. – y se quiebra- Tengo que cuidarla. Le van a entrar a la casa los gitanos, le dicen cosas, le tiran cosas. ¿Sabe? Ella es muy buena. Tengo que cuidarla.
Varios días después nos enteramos. Miguel esa tarde sale del pueblo y camina hasta llegar a su casa, con su bastón y con su IAM. Nadie lo trae de vuelta.
Así es como a mi me gustaría que me cuidaran.
Gracias Julia por expresarlo tan acertadamente.
Gracias, Miguel