El hecho de que cada vez más mujeres escojan la profesión médica puede atribuirse al cumplimiento de estereotipos de género, con una mayor inclinación de las mujeres a las actividades de cuidado. Este aumento de mujeres pone de manifiesto los problemas estructurales del sistema sanitario porque éste está organizado en todos sus aspectos de forma que choca de frente con la posibilidad de desarrollar la vida personal y familiar, tanto para mujeres como para hombres. (1)
Son las mujeres quienes tienen los trabajos más precarios en la profesión sanitaria, ya que una de las soluciones para compatibilizar vida laboral y familiar es la de aceptar contratos a tiempo parcial. Eso contribuye a perpetuar su situación de desventaja profesional, dificultando el acceso a puestos de gestión de alta competencia. A pesar de la feminización, las mujeres siguen infrarrepresentadas en los niveles superiores de la estructura jerárquica.
Proponer el trabajo a tiempo parcial (como se ha hecho en otros países y como se está implantando de forma subrepticia en el nuestro) como alternativa central a la situación actual desplaza la solución del problema desde la esfera social a la individual. Se deberían establecer políticas que apoyen la igualdad también en el ámbito sanitario, transformando el mercado de trabajo en un modelo menos androcéntrico que incorpore los cuidados como eje central de la vida. (2)
Podríamos hablar, explicar, enfadarnos, debatir, y aún con sensaciones, datos y experiencias por delante (3), tendríamos que seguir escarbando para llegar a la raíz del problema, de la realidad en que en vivimos y que entendemos como norma. Una realidad impuesta, dualizada, donde por los roles aprendidos y adquiridos, hacemos que se perpetúen las diferencias sociales. Que haya más injusticia. Y que el 52% de la población, por el hecho de ser mujer, tenga unas dificultades y cargas añadidas que les impide (nos impiden, mejor dicho) actuar con miedo y sin plena libertad. Hablar del problema, identificarlo, sentirlo propio, entenderlo, sociabilizarlo y comprender de dónde viene es un buen primer paso que parece que estamos llevando a cabo. Sigamos dando pasos y compartamos los cuidados.
Y en cuanto al sistema sanitario, entendamos que la feminización de la profesión es una gran oportunidad para cambiar la organización de éste.
Os invitamos a escuchar el mensaje de Chimamanda Ngozi Adichie en “We should all be feminists.”
Texto: Blanca Valls, médica de familia y comunidad en Beas de Granada.
Bibliografía:
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Delgado, A. y Valls-Llobet, C. La feminización de la profesión médica: parte de la solución de los problemas de la sanidad. Mujeres y Salud. 2011; 30: 12-13.
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Delgado, A y Saletti-Cuesta, L. Feminización de la Medicina y tiempo de trabajo. Feminismo/s. 2011; 18: 323-331.
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Coscollar Santaliestra C. Médica mujer y joven: una garantía… con plazo de caducidad. AMF 2017;13(7):416-417.