PRECARIZACIÓN LABORAL (II). ENCUADREMONOS
«No tengo que decirles que las cosas están mal porque todo el mundo lo sabe, hay crisis. Mucha gente está sin empleo o con miedo de perder el que tienen. Un dólar se compra por el valor de un centavo. Los bancos quiebran, los tenderos guardan un revólver en el cajón, los maleantes andan sueltos, nadie sabe qué hacer, y lo que es peor, no se ve una solución. El aire es tan malo que no se puede respirar y los alimentos tan malos que no se pueden comer. Seguimos sentados ante el televisor mientras un locutor nos cuenta que durante el día ha habido 15 homicidios y 60 delitos violentos como si eso fuera lo más corriente del mundo. Sabemos que las cosas están mal, peor que mal, están locas. Todo en todas partes se vuelve loco y ya no queremos salir a la calle, nos quedamos en casa y lentamente el mundo en que vivimos se empequeñece y solo decimos “por favor déjenme vivir tranquilo en mi living, déjeme con mi tostadora, con mi radio, mi televisor, y mis electrodomésticos y no diré nada, déjenme en paz”. Pues yo no voy a dejarlos en paz, quiero que se irriten conmigo, no que protesten ni que hagan manifestaciones ni que escriban a su diputado porque yo no sabría decirles qué es lo que deben escribir. No sé qué hacer con la crisis ni con la inflación ni con los rusos ni con el crimen en las calles, lo único que sé es que tienen ustedes que montar en cólera. Tienen que decir ¡Soy un ser humano maldita sea, mi vida tiene un valor!
Quiero que ahora se levanten todos, que se levanten todos de sus sillones, quiero que se levanten todos y que vayan a sus ventanas que las abran, y que saquen la cabeza gritando: ¡Estoy más que harto y no quiero seguir soportándolo!»
Discurso de Howard Beale en la película Network, 1976.
La Segunda Guerra Mundial precedió a una época de bienestar económico y social desconocida hasta entonces en Europa y en el Norte de América. Visto con algo de perspectiva, fue una excepción histórica en la evolución del capitalismo. (1)
Las condiciones laborales cambiaron en los años 70 – 80 cuando gobiernos y grandes empresas pudieron conseguir mayores beneficios invirtiendo menos, a través del desplazamiento de producción a países en vía de desarrollo. Esto supuso la deslocalización de la industrialización en territorio nacional, incrementó la competitividad e hizo imposible que pequeñas empresas pudieran competir en el mercado con las grandes, ya que el gasto de éstas para producir lo mismo era y es mucho menor.
La potenciación del neoliberalismo a toda costa ha producido un cese a nivel nacional de actividades industriales, siendo éstas sustituidas por otras que, al ser la oferta de empleo menor y la demanda cada vez mayor, han generado un empleo de peor calidad. (2)
Nos hemos referido a los trabajos sometidos a estos cambios durante los últimos años como “trabajo precario”, aunque también se han utilizado los términos trabajo flexible, atípico, temporal, a tiempo parcial, autónomo, irregular o no regularizado.
La propiedad más distintiva de este trabajo precario es la inseguridad en la duración del contrato, aunque no debemos olvidar otras características de este tipo de trabajo no menos importantes como son la inestabilidad psicológica que genera, la atadura a la búsqueda de trabajo continua, la imposibilidad a rechazar ningún trabajo independientemente de cómo sean sus condiciones, los salarios bajos y déficit de beneficio, las condiciones físicas y psicológicas en que se llevan a cabo los trabajos o la ausencia de protección legal. Junto a ello va asociado un empeoramiento del estado de salud. (3)
La precarización es un nuevo modo de dominación que se basa en la creación de un estado generalizado y permanente de inseguridad que tiene por objeto forzar la sumisión de las trabajadoras hasta aceptar la explotación. Es una forma de esclavitud moderna, el sociólogo Bourdieu se refirió a ella con el término flexiexplotación. (4)
Esta forma de relación laboral no deja de ser una forma de relación entre clases sociales, y por tanto no nos afecta a todas las personas por igual. El hecho de que un trabajador sea hombre o sea mujer, de una raza u otra, pertenezca a qué grupo étnico, profese qué religión, sea de un país u otro, inmigrante o autóctono, joven o mayor, va a condicionar que tengan más o menos posibilidades de estar en situación precaria. Las desigualdades sociales favorecen la precariedad y viceversa, e insisto, sabemos que ambas además generan desigualdades en salud. (3,5)
Si las relaciones de la precariedad se reducen a lo individual, a la propiedad psicológica de la persona que se siente culpable, vulnerable y sumisa por tener que adaptarse a la situación laboral que se le presente sin tener capacidad para elegir sus condiciones de trabajo, esta situación quedará invisibilizada y nunca habrá reformas políticas que emerjan para proteger a las trabajadoras. Sin embargo, si entendemos la precariedad como una forma de relación entre clases, donde el problema pasa de ser no del individuo, sino de la población, esto sí puede generar la necesidad de cambios en la política laboral. (6)
Así podemos entender que la crisis actual no es una crisis que haya aparecido sola, atemporal y sin un contexto histórico, sino que se produce en un momento de potenciación de un neoliberalismo sin límites, y también el sistema nacional de salud se está viendo gravemente afectado por esta situación.
Texto: Blanca Valls, médica de familia y comunitaria en Beas de Granada.
Texto de referencia de Patricia Escartín: http://www.caps.cat/images/stories/M%C3%A9dicas_de_familia_y_precariedad_sanitaria.pdf
Bibliografía:
1. Muntaner C. Empleo global precario e inequidades en salud: ¿condiciones laborales, clase social o “precariado”. Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro.2016;32(6): e00162215, jun, 2016. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1590/0102-311X00162215
3. Benach J, Muntaner C. Precarious employment and health: developing a research agenda. J Epidemiol Community Health 2007; 61:276-77. Disponible en: http://public-files.prbb.org/publicacions/276.pdf
4. Álvarez A. Bourdieu and the crisis of global capitalism. Revista Latina de Sociología. 2012; 2:5-22. En él se hace referencia al artículo: The essence of neoliberalism.
(4b) Bourdieu P. Le monde diplomatique. Diciembre de 1998. Disponible en: http://mondediplo.com/1998/12/08bourdieu
5. Vancea M, Utzet M. How unemployment and precarious employment affect the health of young people: A scoping study on social determinants. Scand J Public Health. 2017 Feb; 45(1):73-84. Disponible en: http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1403494816679555
6. Serrano E. Precariedad laboral en Atención Primaria: Femenino plural. AMF. 2015;11(8):432-433.
¡Buenísimo! Enhorabuena, Blanca.
Muchas gracias
Añado este texto de Patricia Escartín Lasierra, que aunque no está en la bibliografía, es indispensable y además me sirvió de guía:
http://www.caps.cat/images/stories/M%C3%A9dicas_de_familia_y_precariedad_sanitaria.pdf